El preparador físico grancanario de 24 años se ha destapado esta temporada como una de las grandes revelaciones de la temporada en la Superliga Masculina de Voleibol, siendo el principal responsable del gran estado físico del equipo dirigido por Sergio Miguel Camarero, en una temporada atípica marcada por la COVID-19 que le ha obligado a reinventarse para mantener al 110% a la plantilla para acometer la exigente campaña que les queda por delante con la CEV Volleyball Cup a la vuelta de la esquina
De locos es el calendario que le queda por delante al CV Guaguas debido a los aplazamientos por culpa del brote de COVID-19 que afectó a un total de 6 jugadores y 2 miembros del cuerpo técnico y que ha obligado a los amarillos a recuperar esos encuentros en un tiempo récord, teniendo que afrontar un total de 5 partidos en 10 días, antes de disputar los octavos de final de la CEV Volleyball Cup ante el Galatasaray, el martes 15 de diciembre a las 20:00 hora insular canaria:
– UD Ibiza Ushuaïa Vòlley vs CV Guaguas (Jueves 3 de diciembre, 17:00 hora insular canaria)
– Voleibol Almoradí vs CV Guaguas (Sábado 5 de diciembre, 16:30 hora insular canaria)
– UBE L’Illa Grau Castellón vs CV Guaguas (Lunes 7 de diciembre, 19:00 hora insular canaria)
– CV Guaguas vs Melilla Sport Capital (Miércoles 9 de diciembre, 17:00 hora insular canaria)
– CV Guaguas vs Rotogal Boiro VB (Sábado 12 de diciembre, 19:00 hora insular canaria)
De Dani Pérez dependerá en gran medida el éxito del equipo en 10 días de exigencia máxima para mantener en forma a todo el equipo y que llegue con opciones de pelear por la Final Four tras cruzar el Tourmalet de partidos que les queda por delante.
¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional hasta llegar al CV Guaguas?
«Cuando acabé mi etapa estudiantil, obteniendo el graduado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, tuve la suerte de poder incorporarme al staff de la Unión Deportiva las Palmas y del Club Voleibol San Roque como preparador físico».
«Durante ese año, además de estar trabajando en estos clubes de diferente modalidad deportiva, estaba realizando un Master en alto rendimiento deportivo, para seguir formándome en el deporte de élite».
«Fue un año importante para mí, tanto a nivel personal como deportivo, obteniendo el tercer puesto a nivel nacional con la UD Las Palmas (juvenil división de honor) y, ascendiendo con el CV San Roque a la Superliga Masculina 2. Gracias a esos éxitos me llegó esta oportunidad que no podía dejar pasar, por la que además debo agradecer la confianza depositada en mi persona tanto por el presidente del CV Guaguas, Juan Ruíz, como por el primer entrenador, Sergio Miguel Camarero».
¿Cuál es la principal diferencia a efectos de preparación física en el caso del voleibol y el fútbol?
«En mi opinión, lo primero que hay que hacer es analizar las características fisiológicas del deporte, siendo en este caso el voleibol, pues se basa en una resistencia anaeróbica aláctica (en base al tiempo de duración o acciones a realizar)».
«A diferencia del futbol en el que ya conoces de antemano el tiempo total de juego y la resistencia que adquiere valores aeróbicos principalmente».
«Con esta información podremos tener un enfoque de cómo trabajar y cómo mejorar a los deportistas, para lograr su máximo rendimiento en cada partido».
«De cara a la preparación física, la fuerza es el aspecto condicional a la que nosotros le dedicamos una especial atención. Dejando atrás los clásicos “hierros”, enfocándola más en trabajar la fuerza en su globalidad, especialmente, fuerza potencia, balística, explosiva y, en ciertos momentos estimular la fuerza máxima».
«No debemos olvidar que el voleibol es un deporte en el cual la carga externa a vencer es el propio peso corporal y un balón que penas pesa 300 gramos».
«Para mejorar el rendimiento, es imprescindible mejorar la velocidad a la que movemos una carga determinada. De hecho, la fuerza en general, es la que nos dará mejoras en el salto vertical, en la velocidad, agilidad, obtener explosividad en los desplazamientos cortos y, hasta incluso en la resistencia».
«Para estimular la resistencia específica del voleibol, enfocamos el trabajo de pretemporada en mejorar la base de la propia resistencia con ejercicios que mejorasen la velocidad aeróbica máxima. A partir de ahí, de manera analítica, comenzamos con los trabajos en pista intermitentes o interválicos. Ejecutándose de la manera más real posible con los desplazamientos propios del juego en cuanto a metros recorridos y direcciones. Dando paso con esto, a lo verdaderamente importante, que es trabajar la resistencia anaeróbica con balón, en suposiciones reales de juego, con acciones y descansos específicos».
¿Cómo se trabajó con los casos positivos de COVID-19 durante su convalecencia para que no perdiesen su forma física en la medida de lo posible?
«Desde el primer momento que nos vimos sorprendidos por la pandemia nos pusimos a trabajar para desarrollar un trabajo funcional, en diferentes planos y con características anaeróbicas que se pudiera realizar desde casa con el material del que podía disponer a título particular cada uno de los jugadores afectados».
«Dividimos el trabajo en 3 aspectos fundamentales: uno enfocado a la movilidad y la región del CORE (anti-rotación / anti-flexión), otro a estimular esa resistencia anaeróbica de la que hablábamos y por último, un trabajo específico haciendo énfasis en la fuerza».
«A pesar de estar alejado ese trabajo de la realidad deportiva a la que están acostumbrados, sin embargo en esas circunstancias era lo mejor que podíamos proporcionarles a los chicos en su situación».
En un deporte de tanta exigencia física como es el caso del voleibol, ¿cuál es tu metodología de trabajo?
«Como bien han podido comprobar los espectadores que han acudido a ver los partidos del equipo al Centro Insular de Deportes de Gran Canaria, somos un equipo muy intenso. Por tanto, la manera de trabajar en nuestro día a día, se centra en meterle intensidad a cualquier tarea desde que se pisa la pista o el gimnasio hasta que se abandona la misma».
«Es de vital importancia tener una planificación correcta sobre lo que se debe trabajar en cada momento, más aún con el alto volumen de partidos que vamos a tener tras sufrir el parón por la COVID-19».
«El hecho de que el cuadro técnico pueda disponer del deportista en su máximo nivel físico para rendir en cada momento es clave para mantener un nivel competitivo como el de este equipo. Esto no sólo se logra con un trabajo físico propio, combinado con diferentes aspectos como el descanso, la alimentación, el «entrenamiento invisible”, los aspectos psicológicos del jugador, etc. Todo ello es clave para conseguir un nivel óptimo de cada jugador».
«Debemos de hacer hincapié en la fuerza, velocidad y resistencia, pero también es importante introducir trabajos compensatorios y complementarios como pueden ser: mejorar rango de amplitud, trabajos propioceptivos, estimular aspectos cognitivos, correcta franja abdominal (CORE), coordinación, y más aspectos claves que trabajamos diariamente, sobre todo en los calentamientos, que harán que lo trabajado anteriormente tenga un buena puesta final».